Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

martes, 31 de julio de 2012

La culpa es de los políticos

Una especie muy extendida entre amplias capas de la población es que la culpa de la crisis es de los políticos: son unos chorizos (todos, sin excepción), hay muchos, cobran demasiado, son unos inútiles, no están formados...

Este mensaje que ha sido alentado desde los medios más reaccionarios ha ido calando poco a poco entre la población, una población que está hasta las narices de un régimen que les prometió un paraíso capitalista en su propio barrio y que ahora se encuentra con las miserias de la realidad, una población acrítica y despolitizada que quiere buscar culpables directos, que necesita respuestas simples a problemas complejos, una población que no quiere afrontar el fin de una época y desea volver a recuperar su arcadia perdida de consumo desenfrenado a base de crédito fácil.

Y la derecha más reaccionaria ha encontrado allí un filón para que su mensaje cale: los políticos son culpables.  Tal es así que encabezados por su lideresa hace tiempo iniciaron una campaña contra el numero de diputados en los parlamentos autonómicos, contra el número de concejales, de ayuntamientos... en el seno de una campaña mayor donde también son enemigos los sindicalistas y los funcionarios: también son muchos, son todos vagos, cobran demasiado y además unos ladrones.

Y el mensaje tiene éxito.  La población está volviendo su mirada a los políticos como culpables de la crisis.  Es curioso que de esta forma se libren los baqueros, los accionistas, los de las SICAV, los del dinero en Suiza y se centre toda la culpabilidad en unas personas que años tras año y elección tras elección han sido refrendados por esos mismos que ahora les condenan.

¿Podrían haber votado otra cosa los ciudadanos estos años pasados?  Sí, podrían, pero no lo hicieron.  Se dejaron llevar por una cantidad de espejuelos y baratijas que les cambiaban a cambio de su oro y de su plata.

Es cierto que hay ladrones y mendrugos entre los políticos españoles y es cierto que la "democracia" española dista bastante de serlo.  Es más, quienes alimentan más esta fábula son los "demócratas de toda la vida" que ven en este momento una clara oportunidad de volver a tiempos pasados.

Sin restar ni un ápice a la necesidad de regeneración que tiene la vida pública española (coches oficiales, asesores, sueldazos, dietas, pensiones, tratos especiales y demás prebendas) lo cierto es que la mayoría de los políticos españoles son concejales de pequeños municipios que en vez de cobrar ponen dinero y tiempo a cambio de muchas insatisfacciones y que lo hacen por mera vocación al servicio comunitario.  No es fácil que alguien dé el paso a estar en un pequeño ayuntamiento durante 4 años.

Pero vayamos al fondo.  Digamos que la culpa es de los políticos.  Bien, los quitamos y ponemos por ejemplo a unos gestores, a unos tecnócratas o incluso a algún militar de esos que no se meten en política.  Hagamos ese sano ejercicio de imaginar el futuro.  Ya está, ya no hay Senado, ni autonomías, ni comarcas en Aragón, ni nada de nada.  ¿Resuelve eso la crisis?

Francamente creemos que no, que el problema de la crisis actual es otro pero que la crisis sirve de escusa perfecta para recortar, además de derechos sociales y laborales, también políticos


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