Un no como una casa

Menuda es Elena.  Ha tenido que salir y enmendar al jefe que todavía no se ha quitado el traje de alpaca de Ministro del Gobierno del Reino para ponerse el traje de alpaca de Leal Jefe de la Oposición.  Hace unos pocos días que anunciábamos este nuevo escenario de los psoelistas, la necesidad imperiosa que tienen de abandonar incluso el traje de alpaca de opositores y recuperar la chaqueta de pana (con estos calores).

Y es que la calle manda, y manda mucho.  Los recortes han sublevado a los funcionarios españoles (esos que todavía no saben que son trabajadores, esos que cuando les preguntas dicen con orgullo que son una especie aparte, que son funcionarios, que no visten de mono azul) y en sus últimas movilizaciones fueron a protestar a Génova y a Ferraz (lo cual es normal porque no olvidemos que del binomio PPSOE fue el PSOE el primero que recortó salarios a los trabajadores de la Administración).  Y esa protesta no ha sentado bien entre los dirigentes psoelistas que ya han llamado a sus enlaces sindicales para decirles que calmen a sus muchachos mientras Elena asegura que votará un no como una casa a los recortes de Rajoy

Los medios de comunicación están un poco despistados pero los creadores de opinión vuelven una y otra vez a explicar la necesidad de templar ánimos y a remarcar el carácter estadista de Rubalcaba a quien ponderan comparándolo en estilo con Mariano.  Mientras el PP en la oposición respondía a sus esencias de corte más falangistón y alborotador el PSOE bebe de un modelo al estilo González, calmado y con la mirada puesta en más altas cumbres.

Pero eso no convence a un electorado de izquierdas cada vez más desencantado con un PSOE que pierde su imagen de progresista tibio al mismo ritmo que descienden las acciones de Bankia por eso, desde Ferraz han decidido sacar la pana y recuperar la calle.

¿Es malo eso?  No, en absoluto.  Como decíamos el pasado jueves el PSOE todavía tiene que recorrer esa senda y tratar de recuperar porcentaje electoral.  Desde el blog apostamos por unas elecciones antes de la próxima primavera, con un PSOE radicalizado que impida un aumento notable en el número de votos de Izquierda Unida y por un resultado electoral que, ante la crisis económica que ya habrá hecho estragos, condene a un entendimiento formal entre PP y PSOE con un gran gobierno de coalición del PPSOE que volverá por la senda del recorte y del ajuste.  Lo que es una incógnita es el papel que jugarán los sindicatos mayoritarios entonces, si de comparsas y se volverán definitivamente un pilar esencial del régimen o por el contrario continuarán en la calle.