Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ayer la Diada

Es cierto que cuando gobierna el PP en España los movimientos nacionalistas periféricos cobran nuevos bríos y crecen como la espuma, ya pasó con ERC en los tiempos de Aznar y ahora se repite la misma historia, y es que los nacionalismos se alimentan los unos a los otros, el nacionalismo español alimenta el nacionalismo periférico como al contrario.  Podríamos asegurar que Esperanza Aguirre da votos a Bildu, al PNV, a CiU o a ERC en el mismo grado que Artur Mas da votos a UPyD o al PP en el resto de España (sobre todo en Madrid)

Pero lo de ayer de Barcelona no es un hecho meramente testimonial o de menguada lectura de coyuntura política que tienen que resolver los partidos.  Lo de ayer de Barcelona requiere una profunda reflexión y una rápida respuesta democrática por parte de una sociedad que así se considere.

Ayer las calles de Barcelona fueron un clamor, una voz única y un mensaje nítido: independencia.

Ese sentimiento no puede negociarse, se puede estar a favor o en contra pero lo que no cabe de ninguna manera es hacer la política del avestruz.

Si realmente este país tiene una estructura democrática debe consultarse a la ciudadanía catalana, no cabe otra posición.  Debe realizarse cuanto antes un referéndum de autodeterminación y asumir consecuentemente su resultado.

Podrá objetarse que el marco constitucional no lo permite (lo que evidenciará una vez más el déficit democrático de nuestra Carta Magna), podrá objetarse el miedo al papel del Ejército (lo que evidenciará una vez más que sigue siendo ésta una democracia tutelada) o cabrá la discusión política de los beneficios y pérdidas que puede ocasionar la independencia a Cataluña y al resto de España (será la discusión objeto de debate y consulta) pero una democracia que se considere tal no puede vivir al margen de la voluntad del pueblo.

Mucho nos tememos que ésta será la única opción que no se adoptará, ni por parte de CiU ni por parte del PP y PSOE ya que a ninguno interesa.  Mantener la situación en un estado de putrefacción perpetua  beneficia los intereses partidistas ya que tanto unos como otros tienen en este enfrentamiento un caladero de votos.  Y eso desvía la atención de los problemas de fondo.

2 comentarios:

Víctor C. dijo...

El PP, paradójicamente, está consiguiendo lo que Franco siempre quiso evitar, la venta de la nación y el desmembramiento de la misma, bueno, sobre la venta de la nación mucho se podría decir, dado que el franquismo sobrevivió a la caída de lso fascismos europeos gracias a cierta venta de la nación al imperio Yanki. No obstante, los neofranquistas del gobierno son sólo aprendices del personaje al que idolatran.

Dudo que se permita en la pseudodemocracia en la que vivimos dar el derecho de autodeterminación.

Hemithecomix dijo...

Mucho me temo que comparto el pesimismo de Victor C. No se establecerá una democracia completa hasta que;
- Se elimine la monarquía y se cambie de una vez la constitución y se constituya un documento realmente democrático sin trabas legales de ninguna clase, esto es, los ciudadanos en referendo deciden sobre el camino a seguir en según que circunstancias como seria la independencia en este caso de Cataluña.
Hoy se ve reflejado el verdadero poder de los de siempre, los periódicos y televisiones estatales o afines a la ideología de este gobierno ningunean sin rubor la mayor movilización habida en Cataluña, han escondido la información y le han quitado importancia hasta la exageración.
Añado un retazo del editorial del diario El País:
Es también un enorme fracaso político al menos para los últimos Gobiernos de España, desde Aznar, que no tan solo han sido incapaces de articular una respuesta política, sino que han alimentado la espiral de radicalización. Cuenta, es cierto, la emergencia de unas nuevas generaciones, desacomplejadas y sin miedo ni memoria, que ven en la crisis europea una ventana de oportunidad para una Cataluña que prescinda de España.La nueva situación puede complicarse aún más tras las elecciones vascas. Y el desafío requiere algo más que la paupérrima e insultante respuesta de Mariano Rajoy en la entrevista emitida por TVE. Calificar de mera “algarabía” lo que muchos catalanes viven como un sentimiento de agravio es una muestra de frivolidad que este país no se debería permitir.La democracia española ha alcanzado un grado de madurez suficiente como para poder abordar este desafío, pero debe hacerse con claridad, respeto a las reglas de juego y alternativas viables a la propuesta independentista, con la que no se identifican numerosos catalanes que no acudieron a la manifestación. No es cierto que todos los caminos estén cerrados. Cabe y es necesario todavía un debate serio y constructivo sobre una forma de articulación entre Cataluña y España satisfactoria para todos. El modelo autonómico ha dado a España la mayor etapa de prosperidad nunca conocida, pero nada es intocable y son muchas las voces que defienden seguir profundizando en un modelo de corte más federal. En democracia, cualquier propuesta es legítima, incluida la independencia, pero quienes la defienden deben explicar muy bien qué quieren hacer con ella.