Hay cosas sagradas, por ejemplo los dioses y sus respectivas religiones. Pero hay cosas más sagradas aún, por lo menos en los países que han alcanzado ciertas cotas de democracia y derechos como la libertad de expresión. Ésta debe ser inviolable y nada ni nadie debe cuestionarla.
Lo que está pasando en algunos países islámicos en relación a la película que con mayor o menor acierto han elaborado sobre Mahoma tiene que ver con la estructura sociopolítica de esos mismos países pero no con la de los nuestros.
Es inaceptable desde cualquier punto de vista plantear la censura de ninguna libertad de pensamiento o ideología en sus diversas formas, bien como caricaturas, como novela o como película. Será de peor o mejor gusto, nos gustará más o menos, pero los sagrado es poder expresarlo.
A Voltaire se le atribuye la frase: "Aborrezco lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo" y a Voltaire debemos volver nuestra mirada cuando suceden hechos como los de estos días.
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