Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 1 de octubre de 2012

Soberanía

Dos conceptos: La soberanía reside en el pueblo.  La soberanía reside en la nación.

Ambas parecen decir lo mismo pero no.  Las expresiones no están inventadas, forman parte de la evolución del constitucionalismo occidental en el siglo XIX y tienen que ver con el concepto NACIÓN, con su origen y su evolución.

Hoy el nacionalismo imperante tiene un claro componente conservador en cuanto a su origen.  El nacionalismo (tanto el español como el catalán o el vasco) se retrotraen no en cuanto al pueblo como soberano sino en cuanto características territoriales, culturales, históricas, lingüísticas o raciales.

La nación como concepto es un ente en sí mismo, más allá de las personas que pueblen un territorio.

Por eso España es una nación.  Lo es en cuanto fenómeno histórico y político y así viene recogido en nuestra Constitución: la soberanía, que reside en el pueblo, es única, no es la suma de varias soberanías.  De allí que un referéndum en Cataluña no es posible por no contar con el pueblo en su conjunto sino con una parte de él.  Allí radica, y no en otro lugar, el problema de una consulta de este tipo en Cataluña.

Desde un punto de vista progresista y no nacionalista esto es una mordaza a la democracia ya que impide realmente aceptar la voluntad popular de un conjunto de la población.  En eso tienen razón los independentistas catalanes.

Ahora bien, cuando aplicamos el mismo criterio a Cataluña nos encontramos con la misma contradicción.  ¿Aceptarían los independentistas catalanes una fragmentación de la soberanía en su territorio?  Es decir, aceptarían que el Valle de Arán votase en contra o que la soberanía de, pongamos por caso, Badalona, votase en contra de la independencia?

Es obvio que no.  ¿Y bajo que argumentos?  Bajo los mismos que emplea el nacionalismo español, acudiendo a una respuesta histórica del concepto de nación, a un concepto territorial y no popular.

¿Contradictorio?  No, en absoluto, forma parte de la esencia de todo nacionalismo moderno.  Para cualquier nacionalista la nación está por encima del pueblo.

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