Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

martes, 15 de octubre de 2013

¿Y ahora qué?

Por fin algo de luz entre tanta oscuridad.  Al final los ciudadanos oscenses nos hemos enterado del desenlace del culebrón que hace unos años generó tanto comentario de barra de bar y titulares de prensa: Jacobo Morlán vuelve al tajo, y al parecer limpio de las sospechas de haber robado a manos llenas.  No sólo lo dice el fiscal, también el mismísimo Ayuntamiento Oscense quien ha desistido en continuar con una acusación que,al parecer, no tenía fundamento.

Tal es así que el Ayuntamiento ha trasladado una rocambolesca justificación en el lenguaje arcano propio de quien dice una cosa para que nadie comprenda los motivos.

Vale.  Pero después de todo este viaje, ¿qué conclusiones debemos sacar?  ¿Hasta dónde se pueden exigir responsabilidades políticas?  (Suponemos que en lo relativo al honor mancillado y todas esas cosas será el propio interesado quien valore lo más adecuado)

¿Cuál fue el mar de fondo que desembocó en la apertura del expediente?  ¿Acaso era Jacobo Morlán el único funcionario municipal sospechoso de algo?  ¿Acaso era el más representativo?  ¿Es qué no se debería haber comenzado por buscar disciplina y ejemplaridad en otras partes de la Casa Consistorial?  ¿Fue una cabeza de turco para esconder otras cosas?

Hoy el PP tiene un ejemplo claro de por donde no se debe ir para modernizar y hacer más transparente la administración local oscense, es más, puede continuar por otras sendas que en su momento exploró y dieron mejores réditos para todo el mundo. Estamos seguros que de avanzar por esos caminos los primeros en agradecerlo serán los propios trabajadores municipales.

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