Monzón, que demasiao

Aunque no lo crean Monzón ha solicitado ser Patrimonio de la Humanidad, para tener el mismo reconocimiento que Machu Pichu, las Pirámides de Guiza, Chichén-Itzá, Petra, la Medina de Fez, las ruinas de Palmira, o incluso la catedral de Aquisgrán, el centro histórico de Salzburgo o la Alhambra, el Generalife y el Albaicín en Granada, por citar algunos ejemplos.

Parece de chiste a no ser que la noticia haya llegado con retraso y estuviese prevista para el pasado día 28 en cuyo caso se puede comprender.

También hay otra explicación: que el huesquetismo sea una enfermedad contagiosa y esté causando estragos en las mentes de las poblaciones colindantes, lo que sería de lamentar ya que existen dos provincias en la provincia de Huesca (o existían) una del Vero hacia su capital y otra del Vero hacia Cataluña siendo Barbastro la zona fronteriza donde conviven ambas mentalidades, la huesqueta y la otra.

Estas declaraciones y este tipo de políticas de escaparate son una válvula de escape que emplea el poder para generar ilusión y entusiasmo por un futuro quimérico que aglutine a una población haciendo olvidar el presente mediocre de subidas de la luz, salarios miserables y empleos precarios aderezados con recortes en derechos y libertades.  Políticas que han tenido, hay que decirlo, cierto éxito, políticas de venta de humo, políticas de las que en España en general y en Aragón en particular han tenido éxito (los proyectos olímpicos de Jaca, Gran Scala, etc.) y que en ocasiones han conllevado un despilfarro de dinero público (como el aeropuerto oscense) amén de esfuerzos, tiempo y dedicación que muy bien podrían haberse destinado a cosas más rentables como generar empleo.

Confiemos en la sensatez de los montisonenses y no se dejen llevar de patriotismos localistas y euforias gaseosas para centrarse verdaderamente en los problemas que afectan a su localidad.