Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 6 de julio de 2009

Platero, digo, las monjas

Las monjas de Santa Clara (y el Obispo de Huesca) son pequeñas, peludas, suaves; tan blandas por fuera, que se dirían todas de algodón, que no llevan huesos. Sólo su sensibilidad social y sentido de la justicia son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Las dejo sueltas y se van a la CEOS, y acarician tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, los papeles de desahucio, celestes y gualdas... Las llamo dulcemente: "¿Monjitas?", y vienen a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríen, en no sé qué cascabeleo ideal...

Comen cuanto le doy. Les gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... y todo tipo de golosinas.

Son duras y caprichosas igual que un niño malcriado, que una niña...; también fuertes y secas por dentro, como de piedra... como su corazón.

No hay comentarios: