Podríamos decir que la Coca-Cola es el símbolo por excelencia del capitalismo, y lo es por méritos propios y ajenos. Stalin prohibió su venta en la antigua URSS (tras el Telón de acero sólo se podía encontrar Pepsi ya que ésta llegó a un acuerdo para que se fabricase allí y Coca-Cola no quería instalar ninguna fábrica en esos países) y la propaganda occidental se encargó de realzar el hecho incluso con geniales películas como Uno, dos, tres, de Willy Wilder y la genial interpretación de James Cagney.
Sin embargo ahora Coca Cola da un paso más allá y vuelve a la vanguardia del capitalismo asumiendo como propio las críticas del ecologismo.
Esto es algo parecido a que la imagen del CHE se venda en las Tiendas de El Corte Inglés.
¿Es el primer paso hacia un capitalismo ecologista? ¿Hasta dónde asumirá el capitalismo las tesis ecológicas? ¿Se atreverán a cruzar la barrera de la denuncia social también? (Hasta ahora no lo han hecho) ¿Es tan sólo una campaña de marqueting?
Muchas dudas y pocas respuestas. De momento seguiré alerta conta todo tipo de publicidad, en particular la de la chispa de la vida.
1 comentario:
Además, ¿qué coño importa quien sea el distribuidor (que es lo que ahora incluyen en las etiquetas) cuando el embotellado está siempre más lejano que el distribuidor y más aún el fabricante que suministra sobre todo el jarabe que unido al gas y al agua de vete a saber donde?.
Yo, personalmente suelo evitar dicha bebida (independientemente de la marca) porque numerosos estudios han demostrado sus perjuicios. Prueba es que disuelve un diente si lo dejas en un vaso un par de días, o un tornillo con algo más de tiempo.
La versión Zero, por ejemplo, está prohibida en países tan dispares como EEUU o Venezuela por el uso de aspartamo (o E-951, un edulcorante cancerígeno en dosis altas).
Además, si fuera peligroso para la salud, ¿creemos realmente que una empresa como Coca-Cola no tendría suficiente poder para ocultarlo?.
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