Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

martes, 1 de septiembre de 2009

OKUPAS

Menudo follón hay con los Okupas del Área 3. Titulares en prensa, alarma social, intenso debate... es la canción (tardía) del verano. Quien más leña echa al fuego (siguiendo su línea habitual) es el Heraldo. Derribos, entrevistas, preocupación... y primera plana.

Pero pongamos un poco de sensatez en todo esto. Esas viviendas "ocupadas" no son de particulares que estuvieran de vacaciones 15 días en La Pineda y que aprovechando su ausencia unos indeseables las hubiesen invadido destrozando todos sus enseres y recuerdos vitales, no, son propiedad de unas empresas. En concreto de unas empresas constructoras que las adquirieron con la intención de dar un pelotazo urbanístico en el Área 3. El destino de esas viviendas no era alojar a otros seres humanos, su destino era el derribo para obtener un enorme lucro.

Así pues las viviendas estaban vacías y sus propietarios no tenían pretensión de ocuparlas, de vivirlas. Y en esto llegaron unos seres humanos, las vieron, y se metieron dentro. ¿Tan grave es el delito? ¿Serán que son gitanos?

Hoy dice el Heraldo que ya han presentado los papeles para llevar a sus hijos al colegio (al más cercano, uno público) y que si "el hombre" encuentra trabajo su intención es buscar un alquiler. Es posible que sea mentira lo que cuentan, o no, pero lo cierto es que no perjudican a nadie viviendo allí. Repito que a nadie ya que la propiedad (esos seres sin alma que son las empresas promotoras de vivienda, generalmente apellidadas S.A.) no sufren por la ocupación. No destrozan nada que no pensasen destrozar, no invaden ninguna intimidad porque los anteriores propietarios ya vendieron y se llevaron la suya y no generan un problema social porque... no duermen en la calle, en los cajeros, en los portales, en los bancos del parque. Es más duermen bajo techo, tienen agua para lavarse y así no huelen tanto cuando nos los cruzamos por la acera.

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