Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

viernes, 9 de octubre de 2009

Roman Polanski

Pues no, no voy a hablar de él, ni de su cine ni de los delitos por los que le persigue la justicia. No. Quiero reflexionar sobre la inmoralidad y las castas.

Y es que una violación a una menor es un delito grave, muy grave, que es condenable y condenado socialmente, que no tienen paliativos y que, entre otras muchas cosas, atenta contra la libertad.

Y allí tenemos a los nuevos intelectuales (esos mediócres que viven de la industria, de las grandes corporaciones, en este caso del cine) respaldando al autor de tamaño desatino. Y además lo hacen a cara descubierta, sacando pecho.

Hoy he leído en el blog de Miguel Ángel de Uña una valiente defensa de un franquista, Agustín de Foxá, tratando de separar la obra del propio autor (o ni tan siquiera eso). Es indudable que el franquismo fue un crimen, un delito, que debería ser perseguido por abominable y debería tener el mayor de nuestros desprecios. Un delito de igual tamaño que la violación de una menor. Sin embargo, al igual que los mentecatos culturetas del mundo de la industria cinematográfica respaldan al delincuente, otros, con idéntico acervo intelectual (eso sí, bajo el paraguas de la literatura) respaldan y salen en defensa de los franquistas de pro.

¿Merece la pena leer a Agustín de Foxá? Seguramente sí, al igual que merecen la pena alguna de las películas de Polanski. ¿Ello nos lleva a salir públicamente en defensa de esos personajes (delincuentes)? Ustedes mismos.

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