Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una fábula

Hace muchos, muchos años, en un reino muy lejano, había un rey malvado rodeado de una corte de intrigantes que querían ganar más y más dinero a costa de sus sufridos súbditos.  Para ello pensaron que lo mejor era convencer a la población para que abandonasen la seguridad de sus hogares y se embarcaran en una nueva nave que les llevaría a tierras ignotas donde florecía el pan en los árboles.

Tal fue el grado de sus promesas que el pueblo accedió encantado y se puso a trabajar en el nuevo proyecto.

Los cortesanos se pusieron manos a la obra y comenzaron con el diseño de la nueva nave que surcaría los mares objeto de la conquista.  Algunos súbditos pudieron acceder a los planos de la nave y vieron con alarma que la nave, pese a estar cargada de lujos y esplendores, sufría de un error de diseño básico que provocaría muchos problemas sino su mismo hundimiento pero aunque se desgañitaron durante años advirtiendo de esas carencias no fueron tenidos en cuenta, antes al contrario, fueron objeto de mofa y burla por parte de los conspiradores cortesanos y del resto de la población.

Así, durante años, los súbditos felices vieron como poco a poco iba tomando cuerpo la tan deseada nave y los pasos previstos en los planos se iban cumpliendo (léase aquí Maastrich, Tratado de la UE, Acuerdos de Lisboa...)

Por fin la nave se terminó.  Se realizó una gran fiesta de inauguración y toda la población fue invitada a subir a bordo.  El espectáculo era impresionante: lujos y oropeles estaban acompañados de mesas repletas de viandas suculentas y panes de diversos cereales así como una enorme abundancia de frutas exóticas que nunca habían visto antes los habitantes de aquel reino.

La fiesta fue magnífica.  Para el baile central se contrataron a las mejores orquestas y la música se colaba hasta el último de los camarotes.

Al día siguiente zarparon con sus esperanzas puestas en las nuevas tierras y con una mirada de desprecio hacia los hogares que ahora abandonaban.

Los primeros días de navegación fueron plácidos y todo transcurría con normalidad pero un día, ya en alta mar, descargó una tormenta (de las habituales en los profundos océanos) y el barco zozobró.  No fue una gran tempestad pero fue suficiente como dejar en evidencia todos los errores de construcción del flamante barco.  Cuando algunos de los críticos se atrevieron a sacar pecho y decir que ya lo habían avisado los cortesanos que ocupaban el puente de mando amenazaron con echarlos por la borda.  De hecho lo hicieron con alguno que proponía volver al puerto de partida.

Con la nave escorada continuaron su travesía.  A los pocos días llegó una tremenda borrasca que provocó un profundo daño en la nave.  Ante la alarma, el rey se reunió con sus cortesanos más cercanos y tomaron una decisión: había que descargar lastre para conseguir que el barco no se hundiese así que, en vez de tirar todo lo superfluo decidieron abandonar a su suerte a los pasajeros más pobres, los que estaban en los camarotes de cuarta categoría.  Al principio les dieron botes pero luego los tiraron directamente al mar.

Con eso el barco mejoró en algo su estabilidad pero en cualquier caso seguía en situación de tremenda inestabilidad.  Llamaron al capitán, le pidieron consulta y nuevamente decidieron soltar más lastre.  Esta vez les tocó a los pasajeros de tercera categoría.  Pero el oro de los cortesanos, sus ricos trajes y vestidos, sus baúles llenos de tesoros estaban a buen recaudo.  Eso no se podía tocar.

Hubo algunas voces discrepantes pero no pasó nada.  La gente miraba para otro lado mientras la entregada marinería hacía una cacería entre los pasajeros con menos recursos y los tiraba por la borda.

Hoy la travesía no ha terminado, el barco sigue escorado, hace aguas por muchos sitios y están en medio de otra tormenta, esta sí que es de cierta magnitud.

El final de esta fábula está abierto:  ¿Creen que habrá un motín entre los pasajeros para derribar al rey sus cortesanos o por el contrario buscará soluciones cada pasajero de forma individual?

La respuesta queda en manos de ustedes.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola pasaba por aquí y he leido su cuento, muy instructivo por cierto pero se le ha olvidado comentar que, por ejemplo Italia tiene un deficit del 120 por cien de su PIB (en el ejemplo que ha puesto equivaldría a que uno de los "pasajeros más pobres" se ha dedicado a llenar el casco del barco de agujeros por los que entra el agua) y Grecia ha mentido sobre sus cuentas reiteradamente ( en su ejemplo sería un polizón). Todo es más sencillo y se resume en que nadie puede vivir siempre tirando de deficit y pidiendo prestado. Saludos a todos.

Espartaco dijo...

Sí, y eso le pasó a Portugal, a Islandia, le pasará a España, a Bélgica... incluso dicen que a Francia...

Claro que en el caso de España, por decir algo, eso que usted dice no sirve porque el déficit público está por debajo de la media de la UE (por debajo incluso de Alemania, mire usted)

Pero todos sabemos que para el discurso oficial eso son bagatelas.

Anónimo dijo...

Para el discurso oficial no se pero para mi el problema de España es que la deuda del Estado se podría soportar pero hay que tener en cuenta además que la deuda de las CC.AA que es tremenda y la deuda privada es más enorme si cabe debido en parte al pufo inmobiliario en el que nos metimos todos alegremente, perdon una gran parte de la población. Todos los paises que cita, aunque cada caso tiene sus peculiaridades,ponen de manifiesto que endeudarse demasiado es letal y que por supuesto en el mercado financiero internacional se han cometido autenticas barbaridades. Además en España tenemos una guadaña llamada paro debido a la estructura económica que no hemos sabido adaptar a los nuevos tiempos. Los años en los que se vivia de prestado se han acabado, ahora toca pagar la fiesta. Hace cinco años cuando todo aparentaba ir sobre ruedas se gestó lo que ocurre en la actualidad.

Anónimo dijo...

No somos tontos. No somos niños de cinco años. Entendemos los razonamientos, sin fábulas.

Las fábulas tienen la ventaja de la moraleja: una proposición simple, simple, que se hace pasar por verdad universal. Y no: ni hay verdades universales, ni la historia del euro y de los últimos años de la economía europea es tan simple como usted la ha descrito.

La salida de esta situación tampoco va a ser tan simple.

Anónimo dijo...

Desde luego la historieta es no sólo simple, sino que además es parcial. Cada país tiene sus particularidades. España, sin ir más lejos, la de la burbuja inmobiliaria. Que ha hecho que algunos se llenen los bolsillos y otros se queden endeudados de por vida (y el problema de España es la deuda privada, no la pública como sucede en Italia y no digamos Grecia). Sin la burbuja inmobiliaria el paro ahora mismo sería la mitad. Por no hablar de los seis millones de extranjeros que vinieron a España atraídos por la falsa bonanza que había creado la burbuja. Cuidado, no digo que la culpa de la situación la tengan los extranjeros, ni mucho menos. Lo que digo es que la mitad de los parados que tenemos son trabajadores de la construcción y que sin burbuja no hubieran venido tantos y ahora la situación sería bastante mejor que la que es.

Claro, la burbuja inmobiliara, la corrupción, dos temas que no se trataron en el debate entre Rajoy y Rubalcaba. ¿por qué? No interesa, son ambos culpables.

Espartaco dijo...

Anónimo 1. Hola. Sí, cuando se habla de la deuda pública incluye al Estado Central, a las Autonomías y a las diputaciones y ayuntamientos. A todas. Por lo tanto volvemos a insistir que España no tiene un problema de deuda pública.
Cierto es que el problema es la deuda privada y cierto es que esa deuda viene como consecuencia del modelo económico español. Es decir, el problema es del modelo económico español que deriva de las políticas económicas que se han aplicado, las del PPSOE. Las consecuencias de esas políticas son el endeudamiento privado en el ladrillo. No olvidemos que esas políticas económicas son las que permitían a Aznar sacar pecho diciendo que se creaban millones de puestos de trabajo en España, claro, a costa de la deuda privada.

Si no hubiese habido deuda privada Aznar no podría presumir de los millones de puestos de trabajo y no hubiese habido "milagro español"

La deuda privada (el problema de España) viene como consecuencia de las políticas del PPSOE.

No podemos achacar la responsabilidad del hundimiento de GM a los montadores de Detroit (aunque sean trabajadores de GM), la responsabilidad es de los directivos. En el caso español pasa lo mismo. La culpa no es de los trabajadores sino de quienes dirigían el país.

Espartaco dijo...

Anónimo 2. Hola. Claro que la historia es más compleja, pero es bonito simplificar para que los niños lo entiendan.

Espartaco dijo...

Anónimo 3. Hola. Claro que cada país tiene sus peculiaridades, y creo que la explicación dada al anónimo 1 responde a su intervención: sin la burbuja inmobiliaria no hubiera reducido el PPSOE el paro (cuando presumía de ello)

Pero la fábula no habla de España, habla de Europa. Cada país (cada pasajero) tenía su peculiaridad pero todos se subieron al mismo barco: el neoliberalismo.