Quizá lo más llamativo de estos demócratas de pacotilla que han invadido el espacio público sea su raquítico concepto de aquello que el poder reside en el pueblo. Con motivo de la Diada hemos podido escuchar estos días atroces reflexiones al respecto. Quizás la más sonada sea la del ministro Margallo que ha dicho que la Constitución sólo tiene "dos artículos, lo demás es literatura". ¿Cuáles son? Que la soberanía reside en el pueblo y la indisolubilidad de la patria.
Claro que esta expresión es tan sólo la punta de lanza de un pensamiento más profundo: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos españoles que dice el artículo 2 de la misma.
Es decir, que usted puede pensar y decir todo lo que le plazca pero no puede hacer cualquier cosa. Bueno, ustedes no, el pueblo soberano es quien no puede hacer cualquier cosa ya que el marco Constitucional lo impide.
Y es que eso de que la democracia es el poder del pueblo es mucho decir porque por encima del poder del pueblo están las leyes que dimanan de la Constitución y la Constitución misma. Y claro, si la soberanía popular piensa algo distinto a lo reflejado en la Carta Magna, lo podrá pensar pero no realizar.
La cosa es meridiana en el actual conflicto con el independentismo catalán y allá han enviado las brigadas de choque con el discurso claro. Ahora imaginen que el debate sea el modelo de Estado, es decir, Monarquía o República. La respuesta es la misma, que si la Constitución define a España como una Monarquía Parlamentaria, que si la abuela fuma... en definitiva, usted vive en una democracia vigilada.
¿Recuerdan cuando Franco dijo que España era una Democracia Orgánica? Lo explicó de la siguiente forma: libertad sí, pero dentro de un orden. Pues bien ahora podemos decir lo mismo, democracia sí, pero dentro de un orden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario