Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 24 de marzo de 2014

Si de violencia hablamos... es necesario


El sábado en Madrid centenares de miles, muchos centenares de miles de españoles se manifestarion de forma pacífica para reivindicar, entre otras cosas, trabajo, vivienda y salarios dignos, algo absolutamente revolucionario para los tiempos que se viven, algo que no es compartido por la derecha, esos demócratas de toda la vida.  Toda una metáfora el mismo día que moría Adolfo Suárez, principio y fin de un régimen que agoniza. 

Es necesario lo que pasó el sábado en Madrid y lo que el domingo reflejaron los medios de comunicación.  Hace falta que pase eso, que sean más radicales todavía.  Y lo es por el bien de la DEMOCRACIA (con mayúsculas), de la de verdad, no de su "democracia" de cartón piedra que defienden los demócratas de toda la vida apoyados por los nuevos agradecidos al Régimen (republicanos juancarlistas y gentuzas de similar calado)


La marcha fue pacífica, incluso hay quien la tilda de festiva.  Durante horas las calles de Madrid se llenaron de una palabra que ha aflorado en nuestras conciencias con la fuerza de un huracán: DIGNIDAD.

Sin embargo los Medios de propaganda del régimen falsifican burdamente la realidad para tratar de confundir a esa gran mayoria de españoles que se informan tan sólo por la tele y otros afines.  Esa población amorfa que a golpe de cincel y martillo que adopta las maneras y discursos lanzados desde el poder.

Combo con las portadas de algunos periódicos de papel. La que más ha dado importancia a lo sucedido en Madrid ha sido la prensa catalana.Las mentiras las han centrado en tres grandes hitos.  En primer lugar silenciar lo evidente.  Durante semanas y sobre todo durante los últimos días ningún medio de comunicación se ha hecho eco de la génesis de las Marchas, su evolución y apoyos cada vez más crecientes, no sólo de las organizaciones sino de la población a título individual.  Ya saben que lo que no sale en los medios de comunicación no existe.  La segunda mentira es la ya habitual de las guerras de cifras.  En esta ocasión, puestos a mentir, lo hacen a lo grande, como verdaderos profesionales, buenos aprendices de los publicistas de Stalin o del mismísimo Goebbels.  La tercera es la orientación de la noticia, imposible de silenciar la masiva afluencia es necesario transformar la realidad:  violencia.  Sí, la manifestación es violencia, grupos antisistemas, radicales violentos que practican las técnicas proetarras y bla, bla, bla, la retórica acostumbrada.

Sin embargo es necesario.  Todo esto es necesario.  Las mentiras, la manipulación, los infiltrados, la represión inncesaria... todo hace falta.  Todo eso supone un curso acelerado de política que está recibiendo una sociedad desideologizada y despolitizada que todavía se cree que esto realmente es una democracia y que los medios de comunicación son realmente libres, independientes y garantes de la verdad.

La violencia es un monopolio del Estado.  Eso es cierto, es evidente.  Pero lo es en una sociedad realmente democrática en la que el poder responde a los intereses del pueblo, es decir, la violencia es monopolio del Estado cuando es legítima.  Y aquí comienza la duda ¿es legítima la violencia del Estado en España?

John Locke, padre de la política moderna, en su Contrato Social, en su pacto, reconoce el derecho a la rebelión si el Soberano no cumple con su parte del pacto.  Es decir, se distingue entre la democracia, la soberanía que reside en el pueblo y que se sustancia mediante las elecciones a un Parlamento y el Pacto Social en el que se obliga el Estado (el Soberano) a buscar la felicidad y el bienestar de todos sus súbditos.  Si el Soberano cumple el pacto el pueblo le concede el monopolio de la violencia.  Si el Soberano (el Gobierno) no cumple con el pacto... ¿pierde el monopolio de la violencia?

El Estado moderno es un Leviatan mayor del que se pudo imaginar hace más de trescientos años y fundamenta su legitimidad en el control de las conciencias a través de los medios de comunicación ya que éstos forman parte sustancial del Régimen.  Y hasta ahora funciona con más o menos aciertos.

¿Son entonces necesarias la mentiras sobre la violencia, los heridos y demás manipulaciones para el bien de la DEMOCRACIA? 

Sí, contundentemente sí.  Lo son porque a mayor número de mentiras mayor es la evidencia de las mismas y antes se les caerá la careta.  El fin de semana han sido millones (los de Madrid y los que en espíritu han estado en Madrid) quienes han visto la realidad a través de la red o viviéndolo personalmente.  Y de esos millones una gran parte de población es joven y virgen en política.  Todavía no son masa.  Aún tienen tiempo de forjarse como individuos conscientes y activos de una sociedad.  Esos centenares de miles han vivido una realidad y al mirarse en el espejo de los medios de comunicación no se han reconocido porque se han visto deformados y retorcidos.

El fin de semana han aprendido varias cosas.  Por un lado que no están solos.  Por otro las formas de manipulación del poder.  Ellos son el futuro polítco.  Ellos son quienes ya no creerán las futuras mentiras y quienes actuarán de altavoces para denunciar el teatro del Régimen.  Ellos dirán a sus conocidos, familiares, amigos... eso no es cierto.  Yo estuve allí.


1 comentario:

PepitoGrillo dijo...

Efectivamente Espartaco todos lo que lo hemos seguido, de una u otra manera tenemos la obligación de contarlo y decir: «Eso no es cierto, yo estuve allí»