Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

martes, 25 de marzo de 2014

Cuento de primavera

Hubo una vez un país que tenía por costumbre hacer coincidir la muerte de sus dirigentes con fechas señaladas.

Hubo una vez, en ese mismo país, una enorme movilización popular surgida desde la base ciudadana sin que ninguno de los engranajes del poder tuviera nada que ver con ella.  Una manifestación tan grande, tan grande que pese a las mentiras sobre el número de asistentes no pudieron ocultar la verdad.

Hubo una vez, en aquél lejano país, una operación de gigantesca manipulación informativa dado que el país estaba lastrado por una crisis moral que atravesaba al conjunto de la sociedad y de la clase política, una operación que quiso, por una parte, tapar la protesta ciudadana y por otra parte crear un mito en aquél régimen que estaba agonizando, algo que diera base moral a la continuidad del mismo.  Para ello buscaron y encontraron al héroe necesario, un personaje en su momento denostado y ahora olvidado por el pueblo que ya no tenía trascendencia y por eso mismo podía ser recuperado.

Para ello, y sin que el Gobierno tuviera nada que ver en el asunto, la familia anunció que aquél héroe olvidado hasta de sí mismo moriría en próximas horas justificando que las horas de televisión y radio, así como las principales páginas de los periódicos, se volcasen en la mitificación del héroe pudiendo soslayar la temida movilización popular.

No contentos con esa operación, el poder de aquél lejano país quiso humillar al pueblo levantisco en las mismas calles por las que transitaba y, otra casualidad, coincidió que al finalizar la manifestación estallaron violentas refriegas a la hora del Telediario.

En aquél remoto país la policía tenía la costumbre de disfrazarse de provocador y actuar como provocador para luego justificar su represión, aunque sabían que en el caso de que el pueblo hubiese sido violento no hubieran podido hacer nada.

Sabiendo el poder que no bastaban las manipulaciones de los medios de comunicación que tenían fama de ser de izquierdas llegaron a manipular incluso a sus mismos policías para que estuviesen muy enfadados y en futuras manifestaciones actuaran con mano dura.

Y es que a aquél país imposible, las organizaciones internacionales de derechos humanos y valedores de derechos democráticos le habían puesto en la lista negra de países sin libertad.

Debía por lo tanto reaccionar fuerte el poder culpando a los ciudadanos de la violencia para lavar su imagen internacional y culminar con éxito la manipulación.

En esta ocasión el cuento no acaba bien.  El poder consiguió su objetivo y  la mayor parte de la población no supo que ese fin de semana se había producido la mayor manifestación de los últimos 40 años sabiendo tan sólo que unos encapuchados habían sido muy violentos en una cosa de rojos de ultraizquierda.  Los gritos y cantos de libertad se vieron ahogados por los disparos de la polícia y la manipulación informativa.

Además, en aquel país tan olvidado y desconocido, el Régimen consiguió crear un mito, un héroe que tanto necesitaba, con una población entragada al culto del semidios, un político que hizo bien las cosas, como tantos otros, quizá forzado por el pueblo en su momento, y que luego cayó en desgracia abandonado desde el Rey de aquél reyno hasta por el último de sus votantes.

NOTA.  (Para Cifuentes y otros personajes de su misma especie, así como para sus fieles servidores)

Tal y como indica el título del post, esto es un cuento totalmente inventado y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.  El equipo de redacción del blog es un conjunto de personas todas ellas demócratas de toda la vida convencidas, gente de bien y de orden, afines al actual régimen de monarquía parlamentaria y partidarias del vigente modelo político.

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