Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

viernes, 11 de noviembre de 2011

Hoy no hablamos de Urdangarín

No, no hablamos ni de él ni de Pepiño.  Como se acerca un fin de semana hemos pensado en un artículo de fondo que se puede encontrar en Socialismo21 y que reproducimos íntegro aquí.




UNA PEQUEÑA LECCIÓN DE MARXISMO

Correo electrónicoImprimir
Compartir
Miguel Manzanera, de Socialismo 21
“Cada paso del movimiento real vale más que una docena de programas” Carlos Marx, Crítica del Programa de Gotha.
La pérdida de sustancia marxista del Partido Comunista de España es algo antiguo. Ya lo denunciaba Manuel Sacristán en los años 80 del pasado siglo. Que desde entonces no haya sido posible recuperar para el partido de la izquierda un punto de vista científico sobre la realidad social, es ya una tragedia para el futuro. 
Que IU haya heredado esa falta de teoría social es casi natural, en una época que estaba de moda certificar la defunción del marxismo y el capitalismo parecía imposible de superar. Hoy en día, cuando nos encaminamos a una crisis sistémica de gran profundidad y no parece posible reformar una vez más el modo de producción, bueno sería recordar lo que no deberíamos haber olvidado.

La persona responsable de coordinar el Área Programática de IU, hubiera hecho bien en leerse la 
Crítica del Programa de Gotha, para evitar algunos errores que son conocidos desde la época de Marx. En sus primeras líneas el Programa Electoral de IU de 2011 comienza afirmando y subrayando que ‘lo único que produce riqueza es el trabajo’, repitiendo un error de comprensión económica que ya cometía Ferdinand Lassalle, dirigente obrero alemán del siglo XIX.
Marx tacha ese punto de vista de burgués, argumentando que el trabajo es el origen de la riqueza capitalista, y añade a continuación: “El trabajo no es la fuente de toda riqueza. Lanaturaleza es la fuente de los valores de uso (¡que son los que verdaderamente integran la riqueza material!), ni más ni menos que el trabajo, que no es más que la manifestación de una fuerza natural, de la fuerza de trabajo del hombre”.
Hace años le comentaba a Fernández Buey que este pasaje tiene un hondo contenido ecologista. Pues en efecto, reconocer que existe una riqueza gratuita que nos es regalada por la naturaleza, es el primer paso para respetarla. Aire puro, agua limpia, paisajes naturales, energía solar, plantas medicinales y comestibles, depuración de aguas y reciclado de basuras, etc,…

Por el contrario, el concepto burgués de riqueza no sólo consiste en apropiarse de los bienes producidos por el trabajo ajeno, también comienza por expropiar a los pueblos de la riqueza natural: privatiza los bienes públicos, pero los primeros bienes públicos que privatiza son los que ofrece la naturaleza. Pues como decía el poeta: la tierra da sus frutos para todos.
La privatización de la naturaleza es realizada por la burguesía a escala internacional; de ahí que el imperialismo acompañe siempre al desarrollo capitalista desde sus orígenes en el siglo XVI. La reciente guerra de Libia no es precisamente la primera guerra imperialista. Y por donde pasan los ejércitos imperiales, dejan un rastro de crímenes y de basura, de ecosistemas muertos e irrecuperables destrozos culturales. Ese lado oscuro del capitalismo no entra en las historias que nos cuentan en la cultura oficial.
A esto se debe añadir otra cuestión muy importante. Y es que desde que Marx escribió su crítica ha llovido mucho. Eso no le quita validez; simplemente debemos añadir nuevos datos. El deterioro ambiental y la destrucción de los ecosistemas realizado por el capitalismo de forma catastrófica en el siglo y medios transcurrido desde entonces, es una buena razón para corregir la teoría marxista de los clásicos allí donde se manifestaba ingenuamente progresista.
Pues bien el programa de IU, en lugar de corregir ese aspecto, lo que hace es insistir en la ingenuidad burguesa del progreso, prometiendo el oro y el moro. Los trabajadores no son tan tontos y ya saben que la mejor manera de hacerse ricos consiste en participar de las orgías capitalistas del consumo despilfarrador alienando su fuerza de trabajo. Por eso muchos votarán a la derecha mientras miran con desconfianza y burla hacia la izquierda.
A partir de ese error fundacional del programa, la afirmación de que se van a crear 300.000 puestos de trabajo para el cuidado del medio ambiente suena a falso. El medio ambiente le importa un bledo a los capitalistas que se han propuesto superar su crisis incrementando la explotación de los trabajadores y el medio ambiente. Y si lo que el programa se propone alcanzar una economía socialista, fundada en los valores de uso y no en el valor de cambio, debería ser más claro al respecto.

Pues somos partidarios de una economía justa y sostenible, pero eso significa un nivel de consumo muy reducido, como pasa en la República de Cuba, donde la mayor parte de la economía consiste en la producción de bienes públicos gratuitos –al menos hasta estos días-.
Consideramos a la especie humana como una realidad natural, pero los ciclos naturales no necesitan que el ser humano intervenga en ellos: funcionan solos, y producen servicios ecosistémicos precisamente porque no es necesario intervenir en ellos más que para evitar su degradación por la acción humana.
En todo caso, y dada la completa carencia de sensibilidad ambiental de los españoles, habría que decir que habrá trabajadores especializados en la ‘protección’ medioambiental, más que nada harían funciones de policía. Lo que nos plantea el problema de quién vigila al vigilante.
Desde mi experiencia como docente, puedo asegurar que los problemas ambientales gozan de un grado bajísimo de penetración en la conciencia de los españoles, empezando por los más jóvenes que son los más afectados por el problema –aunque últimamente se ven síntomas de cambio-. Necesitamos una auténtica cultura ambiental de raigambre marxista.

Es penoso que el ecologismo esté derivando hacia un pensamiento políticamente correcto, compatible con el liberalismo dominante. Numerosos grupúsculos Verdes han aceptado con naturalidad la destrucción imperialista de contra Libia. Pero como se ve por el programa, ni los intelectuales de IU-Verdes han comprendido bien de qué se trata. ¡Y eso a pesar de contar con una importante tradición intelectual de pensamiento riguroso!
Después de esa profunda observación sobre el carácter de la riqueza que he comentado, Carlos Marx añade otra de no menor calibre en su Crítica: “sólo en sociedad puede el trabajo inútil e incluso perjudicial a la comunidad convertirse en rama industrial”. El trabajo puede ser perfectamente improductivo e incluso destructivo. Eso que era una verdad ya en el siglo XIX, cuando todavía se podía decir que el capitalismo era ‘progresista’, hoy en día es incuestionable, una vez que el capitalismo ha entrado en plena decadencia y amenaza con ‘suicidar’ a la humanidad.
La industria de armamentos, ‘trabajo inútil y perjudicial’ donde los haya, es el capítulo esencial de la hegemonía del ‘mundo occidental’ sobre la humanidad del siglo XXI. Una hegemonía que, no lo olvidamos, está conduciendo hacia el desastre de la civilización industrial y científica. La reducción de armamentos que pedimos en nuestro programa puede ser origen de enviar a la calle a unos cuantos miles de trabajadores. Pero no podemos renunciar a una política de carácter pacifista y anti-imperialista.
El loable deseo de dar trabajo a todos no nos debe ocultar la realidad; y para producir más destrucción es mejor estarse quietos. Pues, del mismo modo que el problema del proletariado español es la falta de cultura crítica y de conciencia de clase, el de la economía española es la falta de productividad –con la excepción de algún sector-.

Y que conste que no hablo de la productividad en sentido capitalista, sino en sentido socialista: producción de bienes para el disfrute comunitario. Hoy en día las economías auténticamente productivas de bienes y servicios están fuera de los países desarrollados e imperialistas, China, India, Brasil, etc. -y este es el meollo de la crisis actual-.
La solución capitalista a la crisis actual ya sabemos cual es: peores condiciones de vida para los trabajadores. Y a los trabajadores no les quedará otro remedio que aceptarla, como se pondrá manifiestamente claro tras las próximas elecciones, con victoria cantada de la derecha más reaccionaria de Europa. ¡Incluso muchos votarán por ella!
¿Por qué los trabajadores votan por la perduración del capitalismo? Ese voto de derechas tal vez no sea tan estúpido como parece después de todo, pues responde más bien a claros intereses económicos y sociales que dominan nuestra vida política. Lo que necesitamos es un análisis científico de esos intereses.
Tal vez haya que adaptarlo a las nuevas circunstancias, pero ese análisis existe. Es la teoría del imperialismo de Lenin. El punto de vista marxista es el análisis del capitalismo como modo de producción que ha internacionalizado las relaciones de producción. Esto era ya verdad en tiempos de El Manifiestos comunista; ¡cómo no va a serlo en la era de la globalización! La lucha de clases es internacional, y el secreto del voto de derechas en el Estado español es que la población española se encuentra muy a gusto dentro de la OTAN y el bloque imperialista.

Lo que significa participar del aprovechamiento y la explotación de recursos que se encuentran en otros continentes y otras latitudes. Según el Informe Planeta Vivo 2010, los españoles consumimos tres veces y media la producción biológica de nuestro territorio; es decir, extraemos nuestra riqueza de otros continentes. Se repita la historia de la colonización, a la manera posmoderna capitaneada por la OTAN.
La solución socialista exige un cambio radical del orden social existente y del modo de producir; no puede realizarse con programas reformistas. La redacción del programa barrunta algo así. Por eso antes de presentarnos ese programa se realizó una fase previa de debate interno en el que se nos habló de las 9 revoluciones. Se hace necesario, en efecto, romper con el neoliberalismo para alcanzar un mínimo de justicia social. Pero yendo incluso más lejos, hace falta cambiar el modo de producción para alcanzar un equilibrio con la naturaleza.
Nada de eso se percibe en las cuatro recetas keynesianas que se nos ofrecen, en medio de la fraseología seudo-revolucionaria animada por el oportunismo, que busca captar los réditos políticos de la última movilización social. Se trata de una adaptación al sistema social en el que nos desenvolvemos y a la cultura del espectáculo que en ella domina.

Tal vez podamos así tener grupo parlamentario propio en la próxima legislatura. Pero lo que resulta más lamentable es la sustitución de los conceptos económicos y políticos de nuestra tradición política, por algunas ideas vagas escogidas a partir de la culturilla casera de una burocracia con oficio político adaptado a la constitución monárquica..

3 comentarios:

METAL dijo...

El artículo muy bueno, se agradecen esas actualizaciones a la problemática de hoy de las teorías socialistas.

Por cierto, me apunto la Web de donde lo has sacado.

En cuanto a no hablar de Urdangarín....bueno ha pasado de ser un ladrón legal a un presunto ladrón ilegal....
Saludos

Anónimo dijo...

Dios mío, otro teórico. Otro que sabe escribir muy bien pero que además de eso no hace nada de nada. ¿pero no es justamente esto lo que criticaba marx en la primera frase? Claro que marx tampoco era ningún hombre de acción (salvo con la niñera de sus hijos) Los que sí que curraban un huevo eran los trabajadores de las fábricas de Engels.

Espartaco dijo...

Sí, otro teórico, y tenga cuidado que no viste de Prada.