Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

miércoles, 6 de febrero de 2013

Debate celestial

Hace años, pero muchos años, tuvo lugar en el Cielo un tremendo debate entre los Ángeles de Dios Nuestro Señor como consecuencia de los pecados de los humanos.  ¿Qué hacer?  (Nota.  Como ven, esta pregunta no tiene un origen leninista sino que es muy anterior).  Algunos seres celestiales encabezados por el Arcangel San Gabriel, eran partidarios de la Ira y el Justo Castigo mientras otros, en número no menor, se inclinaban por la Misericordia.

En su infinita Sabiduría, Dios (todavía no era Trinitario y por aquellos tiempos se hacía llamar Yavé) propició una gran Asamblea Celestial de Ángeles y Querubines para que confrontasen sus puntos de vista asumiendo el papel de Juez Supremo que dictaría sentencia oídas las partes.

En concreto se trataba de juzgar los infinitos pecados cometidos en Sodoma y Gomorra y del destino que aguardaba a sendas ciudades y/o a sus habitantes.  

Y no es baladí la cuestión ya que los partidarios de San Gabriel mantenían la tesis de que ambas ciudades debían ser borradas de la faz de la tierra con todos su habitantes porque eran intrínsecamente malas, pecadoras (hoy se diría que lo eran estructuralmente), que todos sus habitantes habían acudido a su padrón llevados de una fuerza ciega interior que resultaba de su alma pecadora y que eran los habitantes, todos y sin excepción, quienes habían creado sendas ciudades para practicar el mal, motivo por el cual había que destruir la obra humana.

El otro grupo sostenía que las ciudades en sí no eran malas, que lo eran las personas que las formaban, y  ni tan siquiera todas.  Lo que pasaba era que por azares del destino, por conjunción de los astros, en ambas ciudades se había dado una concentración de maldad por encima de los demás puntos de la tierra, una especie de suerte que había provocado la coincidencia espacio temporal de personas malas en dos puntos concretos, pero que las ciudades no tenían la culpa ni mucho menos todos sus habitantes eran corruptos.

Los debates en el Cielo tienen una duración indeterminada pues de todos es sabido que en la Eternidad no hay relojes por lo que no podemos indicar si el juicio duró segundos o siglos según la forma humana de medir el tiempo, pero lo cierto es que incluso Yavé pidió una testifical y habló con Abraham quien le propuso lo de los 60 justos, esa historia ya es conocida, y que al no poder hallarlos dictó sentencia.

Como siempre, Dios en su Infinita Sabiduría y Justicia optó por una solución intermedia entre las partes.  Concluyó que Sodoma y Gomorra eran culpables, que eran intrínsecamente malas, que se habían creado para hacer el mal y por lo tanto debían ser destruídas.

Pero también dictó que no todos sus pobladores eran malos, que podía haber alguno que había sido engañado pero que era puro de corazón.  A éstos había que salvarlos.

Cierto que tan solo salvó a Lot y su familia, pero algo es algo.

Con estos precedentes, la Conferencia Episcopal Española abordó el problema de la Gürtell, los sobres del PP, Bárcenas, las cuentas Suizas y los cumpleaños de los niños de Ana Mato.  La conclusión a la que llegaron fue tan rotunda que han preferido guardar silencio.

Así cumplimos nuestro compromiso adquirido en el post de ayer de informar de los resultados del debate vía whatsapp que tuvieron los principales obispos.

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