La infamia terminó

O como marear la perdiz.  El caso de la foto de Núñez Feijoo es sintomático de la abulia intelectual que recorre a nuestra casta en el poder.  Resulta que, sin saber muy bien los motivos, parece ser que reyertas internas de la derechona, aparece una foto de actual presidente de Galicia, una foto de hace muchos años, en el yate de un conocido narcotraficante gallego.

Pues bien, la foto tan sólo dice lo que dice, que Núñez Feijoo tenía una relación de amistad con él.  Tal es así que incluso él mismo lo reconoció después de hacerse públicas dichas fotografías.

Pero que un dirigente del PP, a la sazón máxima autoridad política gallega hubiera tenido ese tipo de relaciones es un escándalo político.  En otros países dimiten por menos pero en España eso no es motivo de asunción de responsabilidades políticas, al menos eso parece.

Se preguntarán ustedes, estimados lectores, si las atribuladas andanzas de Feijoo merecen que le dediquemos la entrada del viernes, y realmente tienen razón, no, no se lo merece.  Pero en la redacción hemos pensado que sí merece un espacio para la reflexión del fin de semana la excusa que ha puesto:

"La infamia terminó"

Si ustedes han leído la noticia, el enlace anterior, verán que Feijoo, no es que confunda el culo con las témporas, es que conoce bien el pastel y sabe que cualquier excusa es buena.  Feijoo dice que él no era narcotraficante.  Feijoo dice que cuando el juez investigó el caso de un delito y enchironó a un capo de la mafia era conocedor de esas fotos y a él ni tan siquiera le imputó.  Y se queda tan ancho.

Mire, sr. Feijoo, nadie le ha acusado de ser un narco, nadie de ser un delincuente, tan sólo de tener una relación de amistad con un mafioso.  No confunda.  Si no quiere dimitir no dimita, nadie le dirá nada, al fin y al cabo es moneda corriente en España, pero deje de decir chorradas.