Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 7 de octubre de 2013

Aclaración: oposición no es llevar siempre la contraria

En determinados momentos la coyuntura política refleja la calidad de nuestros políticos y su coherencia ideológica.  Eso pasa en Madrid, en Pekín y también en Huesca.

Terminábamos la pasada semana con una reflexión sobre el modelo opositor del PSOE a Ana Alós concluyendo que Luis Felipe, como buen sociólogo, había realizado un análisis de la muy conservadora sociedad oscense concluyendo que era más fácil dirigir hacia ella sus redes que proponer medidas de cambio que pudieran chocar con el pensamiento inmovilista oscense, propuesta política que entronca con una larga tradición de ese partido ya iniciada en el momento álgido de  su gobierno en los tiempos de Fernando Elboj y su apuesta por lo rancio (fútbol, pasos de Semana Santa, suelos para las nueva parroquias, asistencias a misas y procesiones, apoyo a los danzantes...) en definitiva, un buen análisis de la realidad sociológica oscense y una terapia (desde un punto de vista de izquierdas) errónea que tan sólo buscaba alcanzar el poder por el poder, no para cambiar las cosas.

Pero ese modelo opositor por parte del PSOE, una fuerza cada vez más centrista y vista así por la ciudadanía, tiene lógica si busca recabar los votos entre la derecha más moderada al tiempo que espera mantener los de la izquierda tranquila amparándose en unas siglas de larga trayectoria histórica.  Es una apuesta, una estrategia que puede tener éxito.  De allí su compromiso con las fuerzas "dulces y sabrosas" de la ciudad y con otros especímenes de similar factura.

Sin embargo la oposición de CHA no aparenta esa misma trayectoria.  Sin la cautela propia de un grupo de antiguos izquierdistas ahora reconvertidos en herederos directos de aquél Camo que encabezó al partido Republicano Posibilista (republicanos que no cuestionaban a la monarquía de de los Alfonsos, XII y XIII), es decir, sin la tibieza y evolución del PSOE, CHA realiza una oposición a golpe de titular, virando el timón según el último viento que llega a sus velas, con un rumbo que tan pronto apunta al norte como al sur.

Y es que su protagonismo político está plagado de abundantes contradicciones que despistan notablemente al electorado de izquierdas: tan pronto encabezan una propuesta solicitando que la Iglesia pague el IBI como se suman, sin solución de continuidad, a la lucha despiadada contra las formas de ocio juveniles caracterizadas en lo que se conoce como botellón y apuesta por su prohibición y persecución inmisericorde incluso durante las fiestas de San Lorenzo.

¿Excepción?  No, tan sólo un eslabón más en la cadena de despropósitos de un partido que otrora fue una ilusionante apuesta de renovación y modernización de la izquierda, que consiguió encandilar a cientos de jóvenes cansados de unos políticos al uso y unas siglas desgastadas pero que ahora se han convertido en una especie de UPyD con marchamo local.

Y es que la falta de criterio y de modelo ideológico, la ausencia de valores firmes entre sus componentes, conjugados con una tradición radical que se espera de sus siglas, ha creado un pequeño monstruo que confunde hacer oposición política con llevar siempre la contraria a quien está en el poder haga lo que haga.

El naufragio de CHA comenzó ya hace tiempo, cuando perdió la democracia interna y resolvió la discrepancia con la expulsión de CHOBENALLA y de los sectores más críticos (precisamente los más izquierdistas y menos soberanistas)  Esa deriva apunta a una evolución de CHA a algo parecido al BNG o a Compromís en Valencia, una suma de intereses variados con un único elemento unificador: la identitaria.

A corto plazo puede suponer un mayor debilitamiento de las posiciones que necesita la izquierda a todos los niveles, no sólo político, sobre todo en el campo social, pero a largo clarificará posiciones y evitará confusión en el momento electoral.

Lo lamentable del caso es que en un momento de crisis económica como la que vivimos, los trabajadores sufriremos mucho durante este periodo de cambio.

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