Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 2 de diciembre de 2013

Encuestas y cambo social

Nuevamente otra encuesta electoral vuelve a predecir la no muerte del bipartidismo en España, esta vez ha sido El País este fin de semana.  Más allá que la cocina sea más o menos condimentada, la avalancha de encuestas que estamos viviendo apuntan todas ellas a lo mismo: el bipartidismo, sostén del Régimen en su aspecto más político, está sufriendo una gripe pero que ni tan siquiera le obliga a estar en la cama porque obtener más de un 65% de los votos no es sufrir una debacle, y menos con una participación que oscila entre el 65 y el 70%.

El PPSOE resiste muy bien los envites de la crisis, mucho mejor de lo esperado.  Claro que cuenta con poderosos aliados, sobre todo en los medios de comunicación (otro pilar fundamental del Régimen) y España vuelve a convertirse en un modelo de estabilidad a la europea, tanto que quizá sea una excepción.  Porque España no es Grecia, cierto, donde ha surgido con fuerza una alternativa de izquierda al sistema, pero tampoco es como esa añorada Europa central, tan democrática ella al tiempo que plagada de movimientos populistas de extrema derecha (Austria, Países Nórdicos, Holanda, Francia, Italia... por no hablar de las nuevas incorporaciones del Este)  Sí, España, tan democrática ella, tan europea que se ha convertido en excepción de lo que está pasando en Europa.  Digamos que el modelo de integración europea española ha evolucionado más hacia un modelo anglosajón que hacia modelos continentales.

Sin embargo esas mismas encuestas nos hablan de descontento social y los datos que desmenuzan la realidad social y económica están repletos de señales de alarma sobre un posible estallido social.  Tal es así que el poder se está preparando con nuevas leyes, como la Ley Mordaza, que permitan una represión ciudadana a todos los niveles, desde la cirugía fina hasta la intervención a corazón abierto, es decir, desde la sanción administrativa individual orientada a aquellas personas que puedan destacar un poco entre la multitud con multas imposibles de pagar por parte de un trabajador medio, hasta la protección de la policía en caso de intervenciones multitudinarias con uso y abuso de la fuerza por su parte.

¿Contradictorio?  No lo creemos.  El individuo, como dijo hace tiempo Marcuse, es unidimensional en sus aspectos culturales y comportamientos políticos por lo que no encuentra otra salida al sistema que le oprime que el sistema mismo, sin embargo la realidad social, su situación económica, sanitaria, educativa, asistencial, laboral lleva un camino paralelo que aprieta las tabas y provoca descontento y reivindicación.

Pero la salida de este descontento no es una salida colectiva, es decir, una salida de construcción de un nuevo modelo social.  El individuo busca una salida personal a sus problemas concretos tal y como ha aprendido a interactuar en la sociedad de consumo: tengo un problema y lo soluciono yo mediante la mercantilización del mismo.  Digamos que es un triunfo del capitalismo anglosajón.  Estados Unidos es un claro exponente de este modelo de sociedad individualista, una sociedad con explosiones sociales periódicas en forma de motines y algaradas pero sin recambio político.  Y para ello nada mejor que una respuesta, por parte del poder, de corte exclusivamente policial y represor.

¿Tanto ha cambiado la sociedad en las últimas décadas?  Creemos que sí.  Creemos que no habrá ninguna chispa que provoque un estallido general (la huelga del servicio de limpieza de Madrid podría haberlo sido) o que en caso de que ocurra será limitado y muy controlado.  No esperamos en España una Primavera de ningún tipo, como tampoco un cambio de tendencia sustancial en el comportamiento electoral de la sociedad, acaso una apatía colectiva cargada de resignación con solidaridades puntuales a través de las ONG,s casi todas ellas en manos de la Iglesia Católica.

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