Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 31 de marzo de 2014

Violencia, violencia legítima y represión

De todo el mundo es sabido que el monopolio de la violencia le corresponde en exclusiva al Estado a través de sus diferentes mecanismos de coherción.  Cualquier otro tipo de violencia es perseguida y está penada por la Ley.  También es de sobras conocido que la violencia legítima que ejerce el Estado está sometida al imperio de las leyes y fiscalizada por el poder judicial.

Quisiéramos, tras los sucesos acaecidos el pasado fin de semana, proponer algunos ejemplos (reales o inventados) de violencia para que sean ustedes quienes juzguen.

Un padre de familia de 52 años que ha sufrido un ERE injusto provocado por la nueva Reforma Laboral queda en paro.  Su esposa lleva un par de años también en paro, antes trabajaba en limpiezas de edificios públicos pero la empresa ha realizado recortes de personal porque la Administración que la contrataba sacó un concurso a la baja para beneficio de los ciudadanos.  A este padre de familia le quedan todavía por pagar 7 años de una hipoteca que firmó para 25 sin embargo su familia ha agotado los menguados ahorros que tenía debido a la bajada constante de salarios en los pasados años.  Ahora se enfrenta a un desahucio por impago de una serie de mensualidades de su hipoteca.  Sabe que esa noche sus dos hijos dormirán en la calle.  El padre se atrinchera en la vivienda y cuando llega el agente judicial acompañado por la policía responde a tiros con la escopeta de caza y mata a un policía y al funcionario de jusitica.  ¿Es violencia?  Sí, que duda cabe.

Otro padre de familia, que se encuentra en circunstancias similares al anterior, decide entrar en una gran superficie comercial y robar algo de comida (lentejas, macarrones, arroz, aceite, algunas latas de atún y tomate frito...) para poder dar de comer a su familia puesto que llevan más de 48 horas sin probar bocado.  El segurata advierte el robo (un claro delito) y trata de recuperar la mercancía.  En el forcejeo el padre de familia golpea al segurata que cae malamente provocando tremendos daños neuronales o incluso provocándole la muerte.  ¿Es violencia?  Sí, que duda cabe.
 

Después de muchos años de trabajar en la misma empresa los propietarios de la misma deciden despedir a los trabajadores más viejos ya que ahora la nueva legislación laboral permite hacerlo de manera justificada (presume que tendrá perdidas económicas en ese ejercicio).  Un grupo de trabajadores, incapaces de controlar su rabia por el abuso que el empresario hace de la ley (sin dejar de ser legal, claro está), deciden protestar y para ello entran en las oficinas y secuestran al jefe y al gerente de la empresa.  ¿Es violencia?  Sí, que duda cabe.

Un joven, cansado de ver como los ancianos de su barrio rebuscan por las basuras para poder comer puesto que la pensión es una mierda, participa en una manifestación que termina con enfrentamientos con la policía y quema los contenedores que alimentan a esos mismos ancianos como símbolo de su malestar.  ¿Es violencia?  Sí, que duda cabe.

Toda esa violencia ejercida por los ciudadanos es ilegítima y por lo tanto es sancionada contundentemente por nuestras leyes y nuestro Estado de Derecho.

Un grupo de ciudadanos se manifiestan (por lo que sea, da igual) y a la manifestación acude la Policía Nacional y sus antidisturbios.  La manifestación termina con LA AGRESIÓN A 7 periodistas que cubrían el acto.



 



La Policía, parte integrante de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, garantes de la Ley y el Orden, han ejercido legítimamente la violencia que ellos han considerado necesaria para mantener el Régimen de Monarquía Parlamentaria que deriva de la Constitución Española.

La Justicia, viendo las imágenes que ustedes acaban de ver, no intervendrá de oficio (a través de la fiscalía) y en caso improbable de que hubiere una denuncia por abusos varios será desestimada.  Si  supusiéramos que fuera estimada, el demandante se encontaría (seguramente) con otra denuncia de un agente de la ley  por agresión a la autoridad (hay que recordar que en un juicio la palabra de un policía tiene más valor que la de un ciudadano corriente) por lo que el denunciante tendría, a primera vista, todos los boletos para salir perdiendo.  Indudablemente lo último es una hipótesis altamente improbable, ya todo el mundo sabe...

Por último informar que los grandes medios de comunicación españoles no se hacen eco de la noticia (pese a ser colegas) o en caso de hacerlo la información no aclara demasiado, sobre todo si la comparan con la marcha del pasado 22.

Pero como en España hay libertad de información (un derecho fundamental recogido en nuestra Constitución, al igual que el de manifestación y el de reunión) ustedes pueden tener conocimiento del uso legítimo de la violencia contra los informadores gráficos por parte de los agentes de la Ley y el Orden, en medios digitales de seguimiento muy minoritario.

De la represión hablamos otro día, que hoy, visto lo visto, nos hemos quedad sin ganas.

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