Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

martes, 29 de abril de 2014

¡Pactistas, vendepatrias, traidores a la clase obrera!

En la edición de ayer de Diario del Altoaragón pudimos constatar dos evidencias:

1ª El próximo 1º de mayo tendremos dos manifestaciones con dos horarios y dos recorridos divergentes.  La primera en salir será la del sector crítico (CNT, CGT, SOA) con un recorrido y propuestas original que rompe la monotonía de la tradición.  La segunda será la de UGT-CCOO que comienzan a confundir unidad de acción sindical con unidad orgánica y cada día se parecen más a Pili y Mili.  Comienza por lo tanto a ser una tradición la vigencia de dos manifestaciones y dos reivindicaciones separadas con un contenido ¿marcadamente distinto?  Seguramente sí.

La segunda es la absurda verbalización y puesta en escena de esa separación sindical por parte del vocero del sector crítico, a la sazón Fernando Vallés, liberado sindical de CGT en enseñanza, que denota irresponsabilidad y ausencia de criterio.  Nos explicamos.  Preguntado por los motivos de la no convocatoria conjunta respondió que "nuestros sindicatos" no pactan.  También alegó que no venden a la clase obrera.

Debemos suponer que se refiere a que cuando CGT se sienta en la mesa sectorial de la administración para hablar de, por ejemplo, los itinerantes,  lo hace con ánimo de no llegar a ningún acuerdo y así no poder ser acusado de pactista.  ¿Y en caso de llegar a algún tipo de acuerdo o pacto?  Entonces la lectura es mucho peor ya que partiendo de la anterior afirmación debemos inferir que los trabajadores de la enseñanza no son clase obrera.

Se puede ser muy crítico con el papelón de los dos grandes sindicatos (este blog es un ejemplo de ello) pero no hace falta incurrir en zafiedades ni sofismas que no conducen a ningún lado y tan sólo descalifican a quienes las dicen y a quienes representan.  La construcción de un nuevo modelo sindical, que tanto hace falta en España, no puede estar basada en la demagogia y el populismo; debe tener una raíz firme en la crítica inspirada en La Razón y en la denuncia valiente de la realidad laboral sin perder nunca de vista que el enemigo no es quien tiene otra visión sindical sino los del otro lado de la mesa.

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