Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

lunes, 5 de mayo de 2014

Otras lenguas en el Pleno

La incorporación de los dos nuevos concejales de CHA al Ayuntamiento de Huesca estuvo marcada por la intervención en Fabla de uno de ellos, Francho Nagore, quien defendió su uso como símbolo y reivindicación de lo nuestro.

Esa visión del nacionalismo es coherente con la evolución ideológica en que está incursa CHA, un paulatino abandono de las ideas más izquierdistas para buscar su ser en la identidad aragonesista por encima de cualquier otra veleidad.

Desde el blog nos parece muy positiva la labor que tanto Francho Nagore como otros muchas personas han realizado para evitar que fallezca definitivamente la fabla aragonesa durante estos años pasados, pero de allí a identificar Aragón con la fabla media un abismo.


El mismo abismo al que se arrojan los demás nacionalismos que identifican patria con lengua considerando barbarizante cualquier otro idioma y por lo tanto enemigo de nuestra identidad y de nuestas raíces.

Esa visión absolutamente conservadora del nacionalismo es la misma que, salvando las distancias, tenía Hitler (y el nacionalimo alemán) entendiendo como alemán todo aquél que hablase esa lengua y como Alemania toda aquella porción de tierra donde hubiera una persona que hablase alemán.

Ese modelo de nacionalimo, no exclusivo de Alemania, fue el causante de la limpiezas étnicas que tuvieron lugar después de la Primera Guerra Mundial que culminó al finalizar la Segunda.  Sí, no durante las Guerras sino al finalizar las mismas.  La tesis es que la nación es unitaria étnicamente y la etnicidad se define, fundamentalmente, por la lengua que se habla.

La confusión histórica de la izquierda y el pésimo encaje que ha tenido el nacionalismo en el marxismo ha hecho que nunca haya sido integrado correctamente en el discurso de ésta provocando furibundos errores.

La ardorosa defensa que hizo el sr. Nagore de la Fabla tiene mucho de ideología y poco de realidad.  Y es que la Fabla es una lengua que no hablarán en Huesca (como lengua madre) más alla de unas docenas de personas mientras la realidad es que hay más de 1.500 rumanos, unos 850 marroquíes y más de 200 búlgaros.

¿Imaginan que el proximo año algún partido incorpore en sus listas a alguno de estos rumanos y, tras intervenir en rumano, se comprometa como ha hecho el señor Nagore  "a enviar traducidas sus intervenciones y propuestas"?

Podría argumentar que representa a un importante porcenjate de población de la UE con derecho al voto y a ser elegido y reivindicar a esta minoría.

El castellano es la "lingua franca" de la que nos hemos dotado hace años merced a la cual podemos hacer algo de suma importancia: entendernos (en ocasiones con dificultad).  Nadie niega que se apoye la pervivencia de otras lenguas, nadie niega que tengan que recibir el apoyo suficiente para que, en el caso de la Fabla, se recupere en las zonas donde todavía pervive e incluso que se fomente su uso en otros lugares donde no se hable desde hace cientos de años pero... ¿usar la lengua para establecer fronteras?  ¿Eso es la izquierda?

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